Reducción de las desigualdades: Crisis social y económica por el Covid-19.
Reducir las desigualdades y garantizar que nadie se queda atrás, en ningún aspecto o escenario, forma parte integral de la consecución y cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La desigualdad dentro de los continentes y sus países sigue siendo un motivo de preocupación, a pesar de la existencia de algunos indicios positivos hacia la reducción de la desigualdad en algunas dimensiones antes de la pandemia COVID-19, como la reducción de la desigualdad de ingresos en algunos países y el estatus comercial preferente que beneficia a los países de bajos ingresos, en la actualidad la desigualdad aun continua y en franco aumento, sobretodo la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, ademas de sus ingresos devengados.
La pandemia del COVID-19 ha intensificado dichas desigualdades existentes y afectando más que nadie a los pobres y las comunidades más vulnerables, también ha sacado a la luz las desigualdades económicas y las frágiles redes de seguridad social que hacen que las comunidades en condiciones de riesgo tengan que sufrir las consecuencias de la crisis, sobretodo en regiones como Latinoamerica, al mismo tiempo a acentuado las desigualdades sociales, políticas y económicas que se han amplificado los efectos de la pandemia.
Aspecto Económico:
Por la pandemia del COVID-19 ha aumentado significativamente el desempleo mundial y ha recortado drásticamente los ingresos de los trabajadores, empresas en Latinoamerica como AVIANCA declarada en banca rota tuvo que despedir a mas de 3.000 mil trabajadores por su situación economica, ademas de NISAN en España y Disney en Estados Unidos, entre otras grandes industrias a nivel mundial han tenido que implementar diferentes estrategias como lo son, reducción de personal y de sus costos de producción, además de recortes de los sueldos y beneficios de sus trabajadores para poder mantenerse a flote.
Aspecto Social:
El COVID-19 también pone en riesgo los escasos avances que se han conseguido en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres durante las últimas décadas. Prácticamente en todos los ámbitos, desde la salud hasta la economía, desde la seguridad hasta la protección social, los efectos de la COVID-19 han agravado la situación de las mujeres y niñas, las consecuencias son el aumento de la violencia de genero, la trata de blanca, el desempleo y la deserción educativa de las mujeres y niñas en las diferentes etapas educativas como lo son: primaria, secundaria y universitaria.
Refugiados y migrantes:
Las desigualdades también están aumentando para las poblaciones vulnerables en países con sistemas sanitarios más deficientes y en países que se enfrentan a crisis humanitarias existentes. Los refugiados y los migrantes, así como también los pueblos indígenas, los ancianos, las personas con discapacidad , y los niños se encuentran especialmente en riesgo de ser excluidos, por falta de programas económicos y sociales que les provean bienestar. Además, el discurso de odio dirigido a los grupos vulnerables está en aumento, recordemos el caso de "George Floyd".
La COVID-19 no solo está suponiendo un reto para los sistemas de salud de todo el mundo, sino que también está poniendo a prueba nuestra humanidad común. El Secretario General de las Naciones Unidas apeló a la solidaridad con las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo, las cuales necesitan ayuda urgente para responder a la peor crisis económica y social en generaciones. «Ahora es el momento de cumplir con nuestro compromiso de no dejar a nadie atrás», ha declarado el Secretario General.
Para garantizar que las personas de todo el mundo tengan acceso a los servicios esenciales y la protección social, las Naciones Unidas han exigido un refuerzo extraordinario del apoyo internacional y del compromiso político, incluido un refuerzo de la financiación a través del Fondo de las Naciones Unidas de Respuesta a la COVID-19 y Recuperación, que aspira a apoyar a los países de ingresos bajos y medianos, así como a los grupos vulnerables que están soportando los efectos socioeconómicos de la pandemia de manera desproporcionada.
Este momento de crisis también se debe aprovechar como una oportunidad para invertir en políticas e instituciones que puedan invertir la situación de desigualdad.
Aprovechar un momento en el que las políticas y las normas sociales puedan ser más maleables que en épocas normales y dar pasos radicales que aborden las desigualdades que esta crisis ha puesto de manifiesto puede encauzar al mundo de nuevo hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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